Pasado, presente, futuro, en la práctica

Hoy, escribiendo este artículo, me vino a la mente todo el tema de las estaciones. Este 25 de enero hace mucho frío, el cielo es de un azul limpio, un azul de frío seco. Hace unos días podíamos pensar que ya estábamos en primavera, pero en realidad era un juego del invierno: se escondió para volver más fuerte.

La medicina china, como lo habéis visto a través de mis artículos anteriores, está muy enfocada en las estaciones, en relación con los elementos y con nuestra fisiología (órganos, vísceras, emociones...). Hablar de las estaciones, es también hablar de las edades de la vida, y finalmente de la trayectoria, de la historia, de un ser humano, su pasado, su presente, su futuro. El “ser histórico” es una especificidad humana.

A partir de esta reflexión, quiero compartir con vosotros dos prácticas en relación con este tema; la del saludo a los ancestros, los antepasados, y la de la sonrisa interior.

En el taoísmo, y también en el confucionismo y el budismo, existe la práctica esencial del saludo a los ancestros; es un signo de respeto a ellos, a nuestros padres, abuelos, y todos nuestros antepasados, y una manera de celebrar también quienes somos, de saludarnos, sin olvidar nunca que si estamos aquí, es porque tenemos nuestros ancestros. El pensar en el linaje familiar a veces puede impresionarnos por el hecho de que vengamos de tan lejos. En nuestros genes, en nuestro jing (la esencia en Medicina Tradicional China), están nuestros ancestros. Saludarlos, significa saludarlos por todo lo que nos han dado (como nuestros genes), y más que todo, por lo que no nos han dado; es “esta falta” lo que hace que nos pongamos en marcha y creemos nuestro propio camino, nuestra propia realidad. En cierta manera, “somos” nuestros ancestros, pero somos también una “versión mejorada” de ellos, un “ir hacia delante. Las tres religiones chinas saludan con respeto el pasado, nuestros antepasados (en relación con la energía de nuestros riñones) para estar más en el presente, en el “aquí y ahora”, en plena conciencia, y a partir de esto, crear el futuro, porque el futuro no es otra cosa que el resultado de lo que estás sembrando. Limpiar el pasado, a través de la práctica del saludo a los ancestros, es una manera de limpiarte, y de limpiar tu descendencia. A través de la práctica de la sonrisa interior, esa sonrisa a tus órganos, se hace también una limpieza. La sonrisa interior es mirar las cosas como son, activar tu capacidad de digestión, de transformación (cerca de la boca hay puntos de acupuntura del estómago) y hacer circular en todo tu organismo este mensaje de aceptación, por una parte, y de transformación también. Sabemos muy bien que si sonreímos a una persona, en general la otra persona responde con una sonrisa. De la misma manera, sonriendo a tus órganos, a tu organismo, estás sonriendo a la vida, a esta maravilla que es el estar aquí y ahora. Cada vez, durante esta práctica, percibo más y más la gran sabiduría de este acto tan sencillo, tan agradable, y finalmente tan espiritual.

En estos últimos meses perdí a mis dos abuelos, Marcel y Jean. Comparto esto con vosotros para expresar que en momento sentí de manera especial la fuerza de estas dos prácticas, y la alegría que pueden ofrecer, también en estos momentos. Saludar a los ancestros, y practicar la sonrisa interior, es celebrar la vida, el regalo magnífico de la vida.

“Todas las generaciones de nuestros ancestros y todas las generaciones futuras están en nosotros” Thich Nhat Hanh